«TRUMPANTOJO» (a veces las apariencias engañan).

  • 2017 será un año de elecciones en Francia, Alemania y Países Bajos. Veremos si la composición política reaviva los miedos sobre la integridad de la eurozona.

La historia no se repite pero, como decía Mark Twain, a veces rima. Por segunda vez en menos de seis meses, un evento político, en contra de los sondeos y de las previsiones de la mayoría de los analistas, materializa un escenario de consecuencias imprevisibles en el medio plazo. Los mercados financieros, que aborrecen la incertidumbre, reaccionan generalmente a este tipo de escenarios con fuertes caídas en las Bolsas y también en la divisa del país en cuestión en cuanto se abren las contrataciones.

Hasta aquí las similitudes entre el brexit y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Pero mientras el día después del brexit, el Euro Stoxx 50 cayó más de un 8% (su peor caída diaria de la historia) y tardó casi dos meses en recuperar niveles previos, el pasado miércoles asistimos a una asombrosa inversión de tendencia, con los índices bursátiles cerrando en positivo y el dólar apreciándose frente al resto de divisas.

¿Qué puede justificar esta situación y qué es lo que nos puede deparar el fin de año a nivel financiero? No es que queramos dibujar un escenario que per se sea pesimista, pero sí alertar de los riesgos e incógnitas que nos rodean y que podrían impactar dramáticamente en los mercados.

En nuestra opinión, estamos aún lejos del momento en el cual poder valorar el impacto real de la presidencia de Trump en los mercados: probablemente no sea tan malo como lo pintaban los lobbies de los grandes bancos de inversión y los medios de comunicación. Pero tampoco será tan bueno como esas mismas voces se han apresurado a hacerlo ahora, en un impávido ejercicio de funambulismo.

«Estamos aún lejos del momento de poder valorar el impacto real del nuevo presidente en los mercados»

Por un lado, las medidas de estímulo fiscal (recorte de impuestos, repatriación de beneficios de las grandes multinacionales, plan de inversión en infraestructuras) tomarán el relevo de las medidas monetarias: estos factores apuntan a un mayor crecimiento, más inflación y un dólar más fuerte, favoreciendo los activos reales (incluidas las acciones) a expensas de los bonos de los Gobiernos.

Por otro lado, si las amenazas de campaña electoral sobre política exterior y las medidas proteccionistas anunciadas se materializan, el riesgo de guerras comerciales con un impacto negativo sobre el comercio y el crecimiento mundial sería elevado.

En todo caso, antes de la toma de posesión del nuevo presidente nos espera el referéndum constitucional en Italia (que nos puede abrir otro escenario de incertidumbre) y las próximas reuniones del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal (Fed). Creemos que en Estados Unidos tendremos una subida de tipos en diciembre, pero que posiblemente Janet Yellen suavice las perspectivas de subidas para 2017. En cuanto al BCE, el escenario de consenso es una extensión del programa de compra de bonos, pero no descartamos que Mario Draghi señale una reducción en el ritmo de compras que no está descontada en los precios.

En el horizonte también aparecen otras citas en el calendario. 2017 será un año de elecciones en Francia, Alemania y los Países Bajos y veremos si la composición política resultante reavivará los miedos sobre la integridad de la eurozona. Creemos que por lo menos hasta entonces los flujos inversores favorecerán los activos americanos sobre los del resto del mundo, apoyando el dólar.

En definitiva, muchas cuestiones a vigilar y, por ello, muchas precauciones que tomar.

La llegada de Trump a la Casa Blanca constituye un buen recordatorio de la importancia de no enfocarse exclusivamente en un escenario central, sino de tener en cuenta el riesgo y la rentabilidad ponderados a través de todos los escenarios posibles.

Además, las caídas del bono americano a 10 años (clásico activo refugio en momentos de risk-off) nos hacen cuestionar la validez de emplear las correlaciones históricas para construir una cartera “diversificada”, máxime cuando los activos “libres de riesgo” tienen valoraciones que los hacen muy arriesgados.

Llevamos tiempo insistiendo en la importancia de ampliar el abanico de inversiones más allá de las tradicionales carteras de acciones y bonos, empleando fondos con estrategias no direccionales y explotando la prima de iliquidez que ofrecen ciertos activos reales como el private equity y el inmobiliario.

Como decía la psicoanalista alemana Karen Horney, “la preocupación nos debe conducir a la acción, no a una depresión”. Lo mejor de todo es que el futuro está por escribir. Y que la mejor forma de afrontar un problema, si viene, es estar preparado para ello.

Íñigo Susaeta y Paolo Mezza son socios de Arcano Family Office.

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