‘Venture Capital’: asesoramiento y estrategias de inversión

La Asociación Española de Empresas de Asesoramiento Financiero (ASEAFI) celebró en Madrid una reunión de trabajo sobre las claves de inversión del venture capital en la que participaron Raúl Aznar, socio de Aznar Patrimonio, Joan Cuscó, responsable global de Transformación en Mapfre, Joaquim Hierro Lopes, socio de GED Capital, Enrique Centelles, presidente de GED Capital, Andrea Spezzi, directora en Discovery Ventures, Borja Álvarez Vázquez, Sales manager en TREA Asset Management, y Edgar Couto Barro, Investment Associate en Bewater Funds.

Durante la jornada, los ponentes abordaron los principales aspectos, tanto a nivel de asesoramiento como de estrategias de inversión.

Asesoramiento profesional en ‘venture capital’

Raúl Aznar, socio de Aznar Patrimonio, explicó que el universo de inversión en venture capital está dividido entre activos líquidos y no líquidos (alternativos) y las fórmulas de entrada pueden ser vía fondos de venture, inversión directa en startups, coinversión (inversores se juntan en una sociedad limitada en la que sindican la participación), deal clubs (inscripción en un club con un fee fijo para tener acceso a proyectos por un coste adicional) o plataformas de crowdfunding (webs con diferentes proyectos con tiques bajos).

En el momento de entrada hay que distinguir los diferentes estadios de una empresa, que comienzan en lo que se denomina venture, en el que “el riesgo es mayor”, y a medida que va evolucionando pasa a etapas ya no consideradas como venture capital, como es la de crecimiento y, posteriormente, de madurez, donde el riesgo disminuye.

¿Cuándo invertir de forma directa? “Nuestra recomendación es hacerlo cuando la empresa ya está constituida, tiene empleados, producto en fase beta con clientes, que pueden estar probando el producto, o en la de lanzamiento, cuando ya sí hay clientes, ingresos, aunque haya resultado negativo, pero hay perspectivas de crecimiento”, aclaró. Por el contrario, no aconsejó entrar antes, en las etapas de conceptualización, en la que “todas las ideas pueden tener mucho atractivo, pero es binario, puedes ganar mucho dinero o perderlo todo, tiene mucho riesgo”, ni en la fase de preseed, donde todavía la empresa no está constituida como tal, aunque puede haber alguna ayuda pública o fondos de familiares y/o amigos.

En las siguientes fases, que ya no sería venture capital, como la de crecimiento y madurez, recomienda entrar a través de fondos de inversión, ya que de modo directo “el tique de entrada es muy alto”.

El socio de Aznar Patrimonio advirtió que el inversor “en una única startup debe estar dispuesto a asumir la pérdida total del capital”, por eso “recomendamos máxima diversificación”, que para el experto consiste en alcanzar como mínimo unas 15 inversiones en un plazo de tres a cinco años.

Recordó que no es una inversión líquida, sino que hay que encontrar una contraparte para poder vender y, además, no se pueden esperar dividendos, al reinvertirse todos los beneficios que generan. Son inversiones en las que no hay capacidad de influir en la gestión y generalmente el emprendedor siempre tiene la mayoría y, por tanto, hay que tener en cuenta la dilución.

Para finalizar, Aznar comentó sobre el análisis del cliente antes de hacer la inversión, identificando su tolerancia al riesgo, experiencia, conocimiento y rentabilidad esperada. A partir de esta información, definir cuál es la fórmula que mejor se ajusta a su perfil, ya sea de manera directa a vía fondo o fondos de fondos. “Como asesores tenemos que valorar cuánto queremos implicarnos”, especialmente en inversión directa, donde recomienda contar con un “flujo de oportunidades amplio para dar variedad de elección, una red de colaboradores expertos en distintas materias y capacidad de valoración”, es decir, “debes tener un equipo igual que tiene una gestora de un fondo de venture capital”.

Estrategias de inversión en ‘venture capital’

Inversiones estratégicas en capital riesgo: el papel de los socios industriales

Desde Mapfre se puso de ejemplo su modelo de innovación abierto o Mapfre Open Innovation en el que el “venture capital es una pieza”, concretó su responsable global de Transformación, quien explicó que este modelo tiene un doble papel. El primero, como inversor ancla de insurtech, donde ya tiene dos vehículos y habrá un tercero con 350 millones de euros en conjunto, en el que la aseguradora es coinversora con Nationale Nederlanden y Generali. Se basa en “espacios de conversaciones entre iguales con el impulso de provocar ciertas disrupciones en algunos ámbitos que están encallados en su industria”, aclaró Joan Custó.

El segundo papel es el de inversor directo y, a diferencia de otras gestoras, son inversiones a largo plazo, dada su dimensión no financiera de capital riesgo como inversor industrial. “Invertimos para crecer con la startup y no sólo alimentarla para venderla”, añadió.

Así, mientras que un inversor financiero tiene capacidad de influencia limitada, aunque en momentos difíciles sí que interviene, el inversor industrial o business angels se basa en un “acompañamiento” no intrusivo, “aportando sabiduría y conocimiento a las startups”, con un seguimiento cercano siempre que sea posible, especialmente en tiempo difíciles, pero “no podemos crear dependencias, que cuando queramos separarnos ponemos en riesgo ambos modelos”, puntualizó. “Como inversor industrial tenemos el deber de siempre acompañar en las rondas, ya sean de crecimiento o financiación”, recalcó.

En cuanto a los derechos y peligros del inversor industrial, “es muy tentador para una gran corporación negociar todos los derechos a nuestro favor, como si fuera una operación de ‘private equity’, pero en venture capital no es así”, reconoció. “Siempre es aconsejable firmar algunos derechos preferentes en adquisición y explotación de productos, pero no de exclusividad”, remarcó. Tampoco es aconsejable, dijo, el bloqueo de competidores en el cap table o ampliaciones de capital.

Comentó también “las dicotomías no resueltas” al ser a la vez inversor y cliente en un startup. Citó algunos ejemplos que se pueden producir “cuando vienen mal dadas, como actualmente”. Así, en ocasiones el primero puede intentar ajustar al máximo ciertos costes o desarrollos para minimizar el riesgo de mortalidad empresarial, pero como usuario no es aceptable que se frene una funcionalidad que estaba esperando; o en un path-to-control que, como inversor, se busca bajar la valoración para comprar barato; como cliente se persigue que la startup tenga robustez.

También señaló como “controvertido” el concepto de rentabilidad para un inversor industrial versus un inversor financiero. “El venture capital, por definición, es comprar para vender a un múltiplo de, por lo menos, dos dígitos”, especificó, pero “¿qué pasa cuando eres un perfil industrial y no pretendes vender, de dónde viene el retorno?”, se preguntó.

La respuesta sobre la rentabilidad del ‘no-exit’ está, en su opinión, en cuatro aspectos: crear y evolucionar una ventaja competitiva (temprana), colaborar de manera preferente o más intensa, aprender desde dentro y eliminar el coste de oportunidad.

El sector de ‘venture capital’ en la península ibérica

La aproximación que tiene GED Capital a esta modalidad de inversión es en áreas de desarrollo, capital semilla y crecimiento, especialmente en el sector tecnológico. En su conjunto, la firma gestiona en torno a 1.000 millones de euros, de los cuales 500 millones son en ‘private equity’, donde lleva 27 años, y el resto se dividen entre infraestructuras (370 millones) y ‘venture capital’ (130 millones), comentó el presidente, Enrique Centelles.

Para exponer la dimensión y tesis de inversión, el socio Joaquim Hierro Lopes explicó que gestionan tres fondos de inversión en startups tecnológicas (uno en España, desde hace cuatro años, y dos en Portugal desde hace otros tantos años y que aún siguen en periodo de fund raising), con un valor total de 122 millones de euros. La inversión inicial en cada compañía seleccionada es de 500.000 hasta los tres millones de euros, pudiendo llegar hasta los cinco millones (dependiendo de la fase). Se invierte en hasta una veintena de empresas, en el caso del fondo de España, y de hasta 30 en los de Portugal.

El objetivo de GED Capital “es ayudar a la startup a crecer, internacionalizarse, tanto en Europa como en EE. UU., a través de un equipo local y acuerdos con fondos mexicanos y europeos, atrayendo fondos especializados a las rondas de inversión”, comentó Hierro.

Respecto a la cartera del fondo español (GED Conexo Ventures), enfocado fundamental en tecnologías digitales como ciberseguridad, marketplaces, pagos electrónicos, inteligencia artificial, health tech o deep tech, tiene en la actualidad 16 participadas. “Las dos primeras más antiguas son unicornios, y tienen ya en una valoración elevada”, aclaró. Sobre el resto “están desarrollando un valor significativo, participando en rondas de serie A y B por cinco-seis veces el valor de la entrada de GED”.

En cuanto los fondos portugueses (GED Tech Seed and Growth), la gestora espera llegar a 100 millones de euros al final del año. Las áreas en las que invierte están relacionadas con la salud, tecnología de alimentación y distribución, ambientales y biotech, entre otras. Tienen siete compañías aprobadas con una inversión total de 9,4 millones de euros. “Nuestra idea es invertir en las mejores compañías por el binomio riesgo rentabilidad”, concluyó el experto.

Alianzas estratégicas con partners en ‘venture capital’

Trea AM cuenta con estructuras de inversión en venture capital en formato partnership, una con inversión en empresas tecnológicas en fase temprana y otras con un perfil científico orientado al sector salud, por lo que generalmente están en fases serie pre-A, hasta casi series B, etapas muy tempranas del venture capital.

Según su Sales manager, Borja Álvarez, cuando se habla de venture capital, lo que se busca es la descorrelación y diversificación, y ello, “tradicionalmente ha sido rentable tanto en el corto, medio como largo plazo”. Para contrarrestar las correcciones en el mercado, la gestora orienta la inversión de sus dos fondos en fases iniciales, “donde hay un valor más atractivo”.

El primer fondo, Trea US Ventures FCR, “ofrece una oportunidad única para acceder a startups en EE.UU. en sus fases iniciales”. La elección de este país no es baladí ya que se trata de un “sector muy maduro, con ventajas fiscales y en un contexto actual mucho más desarrollado y con mayores posibilidades de inversión”, añadió Álvarez. Se trata de un fondo de inversión directa en entre 20-40 compañías.

En este caso Trea sostiene una alianza con The Fund, firma estadounidense de gestión alternativa y equipo experto, que se encarga de localizar las mejores oportunidades del mercado, con un track record de más de 300 compañías en fase pre-seed y seed con múltiplos de 4,5 veces y rentabilidades (TIR) del 35%.

Trea entra en la fase seed o pre-serie A con un ticket de 500.000 euros. El objetivo del fondo es levantar 25 millones. “El vehículo ofrece descorrelación a los activos tradicionales, acceso bastante exclusivo a compañías americanas y diversificación por tipo de sectores”, comentó Álvarez.

En alianza con Discovery Ventures, Trea Healthcare Ventures FCR invierte en intervenciones terapéuticas que tienen un efecto clínico significativo y que se dirigen a grandes poblaciones de pacientes con enfermedades con altos grados de necesidades médicas no resueltas, con soluciones de última generación, que lograrán cobertura por parte de seguros de salud en los principales mercados.

“Somos un equipo en el que todos hemos sido emprendedores, ejecutivos y creadores de startups. Tenemos una capacidad muy específica de seleccionar las áreas con mayor potencial de éxito y conocemos lo que buscan las grandes farmacéuticas cuando piensan comprar esas compañías y tener una salida exitosa”, explicó Andrea Spezzi, directora en Discovery Ventures, poniendo en valor que “somos los socios preferentes para la mayoría de las empresas”.

La visión de esta firma es que las tecnologías de edición génica, combinadas con las terapias celulares avanzadas, la nanobiotecnología y la biónica están permitiendo “un salto evolutivo en la vida de los seres humanos, del mismo modo que lo hicieron en el pasado los semiconductores, los ordenadores, los teléfonos móviles o Internet”.

El track record del equipo de Discovery Ventures es de más de 2.200 millones de euros de retorno, multiplicando por 4,5 veces el valor de sus inversiones.

Operaciones en secundarios

La gestora Bewater Asset Management da acceso a fondos de capital riesgo con activos invertidos en participaciones de empresas cotizadas en España y en Portugal, aunque pueden invertir en otros países de la OCDE, expuestas al sector de tecnología. “Intentamos hacer operaciones en secundario, es decir, comprar participaciones a socios que se quieran salir del accionariado o a emprendedores que quieran diversificar su riesgo patrimonial, siempre con una participación minoritaria”, aclaró Investment Associate, Edgar Couto. Matización que hizo para poner de manifiesto la liquidez que permite el fondo en comparación con la tradicional inversión del venture capital, con una media de 10 años de permanencia.

En su lustro de recorrido, este fondo, que forma parte del grupo Indexa Capital, ha invertido en 21 empresas por valor de 15 millones de euros.

Coutó destacó que otro aspecto que les diferencia de otras entidades que invierten en venture capital, es que sólo “invertimos en compañías rentables, con flujo de caja positivo, esto nos deja un poco por debajo de la rentabilidad del venture capital tradicional, pero con menor riesgo”.

Cuentan con dos alternativas de inversión, una vía vehículos mono-inversión, es decir, que, si un inversor quiere invertir directamente en una compañía, Bewater crea fondos ad hoc de capital cerrado. Y la otra es vía su fondo diversificado, que son FCRE, y que contiene unas 15-20 inversiones, con un mínimo de 100.000 euros en donde la gestora selecciona esas posiciones.

Como botón de muestra del track record está Gana Energía, una comercializadora de energía renovable que la vendieron en seis meses con una TIR del 255%. Sin embargo, no es la única, existen otros ejemplos como MásMóvil, trovit, SelfBank o idealista.

Entre sus principales inversores cuentan con aseguradoras y bancos, teniendo entre sus socios a Cabides & Partners y fides Capital, como a su socio fundador, François Derbaix.

Actualmente tienen en comercialización su segundo fondo diversificado, de hasta 40 millones de euros, habiendo comenzado operaciones en el primer trimestre de 2023 y en comercialización hasta septiembre de 2024, con un periodo de inversión de cuatro años y posible extensión de un año más. El número previsto de inversiones es de entre 20-30 empresas. “Es uno de los fondos más baratos, con 1% de comisión sobre el capital invertido, y un 25% de comisión de éxito”, concluyó.

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