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Dentro de los denominados activos alternativos, que por un criterio de oposición son los que quedarían fuera de la órbita de los activos tradicionales, encontramos diversas tipologías y, entre estas al denominado private equity.
En función de la naturaleza del activo alternativo, podemos distinguir entre deuda, capital y activos reales. Es en la parte del capital en la que encontramos el private equity o capital privado que a su vez comprende diversas estrategias perfectamente denominadas con sus correspondientes anglicismos: venture capital, buy outs, special situations, growth, inversiones de impacto, etc..
El private equity pues, se puede definir como la inversión en acciones de empresas no cotizadas en diversas etapas de su desarrollo, a través de un proceso de negociación. Desde el punto de vista estratégico el private equity supone, bajo las modalidades arriba expresadas, una estrategia activa de inversión en la que se realizan transformaciones en las compañías, tratando de aportar valor añadido y obtener rentabilidades elevadas tras ese proceso.
Invertir en Private Equity
Las inversiones en private equity se pueden realizar directamente o a través de fondos especializados. En el caso de los fondos, un conjunto de profesionales agrupa a un número de inversores ( principalmente institucionales), a través de un fondo de private equity, obteniendo los recursos necesarios para perseguir una estrategia específica y adquirir acciones de diferentes empresas no cotizadas. Gracias a su labor, pueden agregar valor a la gestión de estas compañías y participar en y de la estrategia de las firmas en cartera.
La propia naturaleza de las inversiones en private equity conlleva un horizonte temporal de inversión a largo plazo ya que las estrategias de creación de valor puestas en marcha por el gestor del fondo suelen tener un horizonte de inversión de entre 3 a 6 años. La inversión en esta clase de activos debe considerarse por tanto únicamente para una parte reducida del patrimonio (entre 5 y 15% en general) de la que no se tenga necesidad de disposición a medio plazo, pero cuyo objetivo sea preservar el capital y generar rendimientos atractivos.
Fuera del universo de los fondos y como inversores es particularmente difícil, a la par que desaconsejado, intentar construir una cartera de inversiones directas en private equity pues al no existir un intercambio público de acciones, los datos financieros y operativos detallados de las empresas son difícilmente accesibles para el inversor privado. Y esos datos son imprescindibles para realizar una adecuada y precisa due dilligence de las empresas en las que invertir.
Por otra parte, la clase de activo en su sentido más amplio no se limita únicamente a inversiones en el capital de empresas no cotizadas en bolsa. El mercado de deuda privada (tanto primaria como secundaria) está generando un interés creciente entre los particulares que buscan una relación rentabilidad-riesgo atractiva.
Modalidades de Private Equity
La modalidad de capital privado más conocida, a pesar de no representar más que el 10% de los activos bajo gestión en esta tipología de inversiones, es el venture capital, entendido como operación financiera en la que se aporta capital a startups y empresas en fase de incipiente desarrollo pero con un alto potencial de crecimiento y elevados niveles de riesgo a cambio de un porcentaje de la misma.
El buy out es el proceso por el cual los directivos que gestionan una compañía se hacen con su propiedad, pasando a ostentar la dirección y titularidad.
En el caso de las situaciones especiales los inversores entran en el capital privado de empresas ya establecidas que tienen problemas o dificultades financieras.
Las estrategias distressed buscan invertir en empresas con dificultades para así colaborar en su recuperación.
Las modalidades son diversas en función de criterios de oportunidad y temporales de la vida de las empresas en las que se aplican estas estrategias de private equity pero siempre con el objetivo de vender las participaciones tomadas con la mayor plusvalía posible. La venta o salida de la compañía se llevará a cabo sacando a la compañía a bolsa, vendiendo la participación a otro fondo de private equity u organizando una operación de venta entre el equipo directivo, un grupo inversor, otra empresa del sector o incluso un proveedor.
Aspectos Clave
Se trata de una opción de inversión bastante desconocida por el público en general por el velo de sofisticación que la rodea y el elevado importe que se necesita para entrar en productos de este tipo. También por sus dispares resultados en cada una de las estrategias que conforman su universo y por el indiscutible componente de iliquidez que supone una apuesta de este tipo pero también por la excesiva sensación de riesgo que puede comportar para una cartera y la sempiterna bancarización de nuestro país, poco amiga de dar salida a este tipo de inversiones.
Siendo todo eso cierto, no lo es menos su potencial de rentabilidad, la indiscutible mejora del binomio capital riesgo que ofrece y, a pesar de una cierta correlación con el comportamiento de la renta variable, su elevado potencial para reducir la volatilidad global y mejorar el perfil de riesgo de las carteras.
Esta clase de activos se han beneficiado de unas rentabilidades históricas superiores y una volatilidad inferior a la de los mercados bursátiles. A modo ilustrativo, la TIR media anual del private equity en los últimos diez años ha sido superior al de 10%.
Como cualquier opción inversora ofrece luces y sombras y es, en este caso, más conveniente para inversores con paciencia, visión de largo plazo y para la parte más especulativa del portafolio inversor.
Ofreciendo mejores perspectivas de rentabilidad y menor volatilidad que la bolsa, la inversión en private equity – a través de fondos de la categoría seleccionados exhaustivamente con mínimos razonables para el inversor privado o a través de un mercado de deuda privada- constituye un componente a considerar para la diversificación de activos del patrimonio personal de un número cada vez más creciente de inversores que han entendido que para alcanzar ganancias de capital hay que asumir un grado más de riesgo, adecuadamente controlado.
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