En un escenario que sigue dominado por bajos tipos de interés, por la incertidumbre política y por una falta de visibilidad para los activos de riesgo, los inversores continúan preguntándose cómo gestionar sus activos de renta fija. Durante décadas, han utilizado los bonos gubernamentales como la base a partir de la cual construir sus carteras. Se los consideraba valores seguros, generadores de renta y poco susceptibles de sufrir volatilidad. Sin embargo, esta situación ha cambiado. A día de hoy, más del 40% de las emisiones soberanas en Europa están ofreciendo rendimientos negativos y, por tanto, son percibidas como activos de riesgo.
El entorno de bajos tipos de interés en el que nos movemos ha llevado a los inversores a revisar sus asignaciones introduciendo nuevos elementos y nuevas estrategias pues la gestión pasiva de las inversiones de bonos ya no es suficiente. Es necesario poner en práctica una gestión genuinamente flexible y en este sentido resulta fundamental poder moverse por todo el espectro de la renta fija y tener acceso a herramientas de cobertura para proteger la cartera ante determinados riesgos. Un ejemplo interesante lo encontramos en el curva de rendimientos alemana, donde hay que seleccionar al menos vencimientos de ocho años para obtener un retorno positivo. Este fenómeno se ha extendido también al universo corporativo. Empresas como Nestlé o Sanofi han hecho hace poco emisiones con rendimientos negativos. Sin embargo, los tipos de interés no serán siempre bajos, por lo que será necesario contar con la flexibilidad suficiente para poder prepararse para cuando se produzca la subida. Por todo ello, creemos que estamos en un escenario en el que más que nunca los inversores deben seguir pensando en adoptar un enfoque flexible, selectivo y diversificado como el que ofrece por ejemplo Edmond de Rothschild Fund Bond Allocation que, a pesar de la volatilidad generada por el Brexit, ha conseguido un 6,5% de rentabilidad a cierre de octubre.
Este año está siendo particularmente activo en el mercado de bonos. En efecto de modo similar a los dos últimos, el mercado ha pasado por diferentes fases de risk-off y risk-on que los inversores necesitan anticipar. En el terreno económico, los bancos centrales seguirán concentrando toda la atención. Sobre todo, al otro lado del Atlántico hay una importante incertidumbre en relación al ritmo de endurecimiento monetario. Los inversores seguirán poniendo su atención en las próximas decisiones de la Fed sobre los tipos de interés y el resultado de las elecciones presidenciales ha reforzado las expectativas de que el banco anunciará una subida de 25pb en diciembre. No obstante, cualquier incremento posterior debería ser muy gradual dado que es probable que la Fed quiera evitar añadir más volatilidad a unos mercados que ya son bastante volátiles. En Europa, todas las miradas están puestas en la reunión del BCE de diciembre. ¿Dará la institución presidida por Mario Draghi alguna pista sobre qué podría suceder cuando su programa de compra de activos oficialmente termine en marzo de 2017? Los inversores esperan más claridad sobre este punto que, si no se produce, podría generar que los rendimientos de los bonos sigan subiendo.
Teniendo en cuenta este entorno nuestra cartera está construida actualmente en torno a dos escenarios. En primer lugar, dado que pensamos que habrá subida de tipos por parte de la Fed en las próximas semanas, tenemos un punto de vista negativo sobre bonos del tesoro americano a corto plazo. En segundo, creemos que las perspectivas para la deuda de la eurozona, a la cual tenemos una importante exposición, son positivas. La acción del BCE, que empezó a comprar deuda corporativa, es un importante factor de apoyo. Con un dato esperado del 1,6% este año, el crecimiento europeo no es especialmente robusto, pero es satisfactorio. Además, los tipos de interés más bajos han dado lugar a menores costes de financiación para las empresas, que están acudiendo cada vez más al mercado. El mercado primario europeo es activo y está diversificado por lo que constituye una fuente de oportunidades. Por último, teniendo en cuenta que la incertidumbre persistirá, pensamos que es conveniente adoptar un enfoque relativamente defensivo y este es el motivo por el cual nuestra posición en liquidez y en inversiones del mercado monetario asciende al 30%, dado que estamos esperando un mejor punto de entrada. Con la excepción de la deuda corporativa high yield denominada en euros, que constituye una de nuestras principales convicciones, la cartera está sobre todo invertida en deuda soberana, bonos emergentes y deuda financiera. Creemos que los mercados continuarán ofreciendo oportunidades interesantes en los próximos meses y el enfoque flexible de Edmond de Rothschild Fund Bond Allocation nos permitirá aprovecharlas.
Sébastien Senegas, Director General de Edmond de Rothschild Asset Management (France) en España