- Conclusiones de la ponencia ‘Equity y deuda en la transición energética: una combinación estratégica’ que tuvo lugar el pasado 29 de mayo en el evento titulado ‘Infraestructure & Debt’.
- Por Rocío López, Head of Retail Investors at Qualitas Energy y José María Arzac, Partner & Co-Head of Credit at Qualitas Energy.
Las necesidades de inversión vinculadas a la descarbonización, la electrificación y la digitalización superarán los billones de euros en los próximos años. Frente a esta demanda creciente, las energías renovables se han convertido en la forma más competitiva de producir energía, con aplicaciones transversales en generación, almacenamiento, transporte y consumo.
Pese a ello, sigue existiendo un desajuste estructural entre el volumen de capital necesario y la capacidad de financiación tradicional. En este contexto, el capital privado —tanto en forma de equity como de deuda— cobra protagonismo como solución complementaria a la banca, especialmente en proyectos que aún no cuentan con contratos regulados o que incorporan tecnologías emergentes.
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Un modelo de integración operativa y financiera
Qualitas Energy lleva desde 2006 invirtiendo y operando en activos renovables. Con más de 14.000 millones de euros gestionados y un equipo de más de 500 personas repartidas en 15 oficinas internacionales, la firma combina capacidades de desarrollo, operación, gestión técnica y estructuración financiera. Esta integración vertical permite analizar cada oportunidad desde múltiples ángulos y aportar un control exhaustivo sobre el ciclo de vida del activo.
Este enfoque no es solo una ventaja competitiva, sino también un factor diferencial a la hora de seleccionar, ejecutar y financiar proyectos en mercados exigentes y con alta especialización técnica.
Qualitas Energy, tras lanzar cinco fondos de equity —el más reciente con un tamaño de 2.400 millones de euros, el mayor en su categoría en España—, ha dado el paso hacia la deuda privada con el objetivo de cubrir el llamado funding gap. Esta brecha afecta a numerosos desarrolladores que, pese a tener proyectos sólidos, no logran acceder a financiación bancaria por la complejidad tecnológica, la exposición al mercado o la falta de estructura contractual tradicional.
El fondo de crédito creado por la firma se orienta a activos en fases de desarrollo, construcción o transición, y ofrece financiación flexible con un retorno bruto objetivo superior al 9 %. Su diseño incluye estructuras que permiten comenzar a distribuir desde el primer momento, lo que mejora la liquidez y el atractivo de la inversión.
En su primer año de actividad, el fondo de crédito ha movilizado más de 200 millones de euros en proyectos situados en Alemania, Polonia y España, centrados en tecnologías como solar, eólica y almacenamiento. Actualmente, gestiona un pipeline en ejecución que supera los 300 millones de euros, con un enfoque disciplinado y diversificado.
La estrategia limita las operaciones individuales a un máximo de 35 millones de euros y cuenta con una cuenta delegada de 100 millones para abordar transacciones bilaterales de mayor volumen. Esta configuración permite una gestión activa del riesgo sin perder capacidad de intervención directa.
Complementariedad, impacto y estabilidad
La deuda privada especializada en transición energética se posiciona como un activo complementario al equity en carteras diversificadas. Su capacidad para ofrecer retornos atractivos con menor exposición a la volatilidad del mercado público, junto con una mayor previsibilidad de flujos, aporta equilibrio y robustez a largo plazo.
Además del rendimiento financiero, esta estrategia contribuye directamente al despliegue de infraestructuras críticas para cumplir con los compromisos climáticos. El capital privado actúa así como catalizador de un cambio estructural con beneficios económicos, sociales y ambientales, en un contexto donde la velocidad y la escala de inversión son clave.