A veces, en procesos de razonamiento aleatorios, uno acaba por moldear pensamientos que pueden resultar interesantes. Esta tarde, de repente mi mente se inundó de hechos, fechas, acontecimientos… y en un proceso rápido de síntesis, llegué a ciertas conclusiones que pudieran ser interesantes.
Todos los procesos históricos y sus culturas asociadas han tenido un principio y un fin.
¿Cómo podría un romano recio del siglo III pensar que casi 2,000 años más tarde, su mundo sería solo una reliquia del pasado? Babilonia, Egipto, Grecia, Roma… todas las culturas y civilizaciones que en un pasado han tenido una hegemonía relativa, han sucumbido y se han pulverizado, sin que ello signifique que su legado no haya perdurado. ¿Porqué esta breve alusión histórica? Porque creo firmemente que estamos en el final del último gran proceso histórico.
Lo llamo «proceso» porque no se me ocurre mejor palabra, no tengo la facilidad dialéctica de Bob Dylan, brillante galardonado del Nobel de Literatura, aunque nunca haya publicado un libro. Arafat también obtuvo el de la Paz y nunca dejó de dar tiros. Son curiosidades de la vida.
Los historiadores hablan de la Ilustración, la Revolución Industrial, etc… pero en realidad lo que hemos estado viviendo en estos últimos siglos es la gran era del Capitalismo. El Banco de Inglaterra se fundó en 1694. No sería esta una mala fecha para poner un inicio a esta «gran era del capitalismo», que vamos a contar sobre los bancos centrales y la proliferación de la economía financiera… Pero curiosamente solo 7 años antes, en 1687 se publicó «Philosofiae Naturalis Principia Matemática.» Nunca antes me había detenido a reflexionar sobre la proximidad en el tiempo de estos dos acontecimientos. En esta publicación, Newton, pone las bases del cálculo diferencial, probablemente el descubrimiento más importante de toda la historia de la humanidad y además lo hizo de rebote porque lo que quería era razonar sus Leyes Universales que todo el mundo sabe hoy que no son ciertas en términos generales. Por cierto y para ser justos, Leibniz también tiene algo que decir en esto, pero estas sutilezas no nos atañen en estos momentos.
El cálculo diferencial es lo que ha hecho que nuestra civilización no sea solo una versión moderna de la antigua Grecia. Con esto no quiero decir que la nuestra sea una civilización superior… Pero si nos ha proporcionado un mejor entendimiento de la realidad física y ha sentado las bases para la gran era del capitalismo, que ha hecho posible que grandes masas de población se independizaran a través de una mejora en sus condiciones económicas. Ha hecho posible la Revolución Industrial, el avance tecnológico, el transporte, el comercio, las comunicaciones, la productividad, etc, etc… Casi todo lo que tocamos y vemos hoy en día, es posible gracias al cálculo diferencial. Es increíble pero casi toda realidad física, tiene en su origen una ecuación diferencial que hoy en día, gracias a Newton podemos formular y entender. También ha contribuido de manera determinante al conocimiento filosófico al responder de una manera exacta a muchas preguntas que en épocas anteriores no tenían respuesta. Hoy en día podemos responder con bastante exactitud al «como», no necesariamente al «porqué», pero esta última pregunta quizás nunca tenga respuesta.
Pero a lo que íbamos… «Principia» y los bancos centrales modernos son sin duda el comienzo de la gran era del capitalismo. Esta etapa, que se ha prolongado por más de 300 años, me da la impresión, está en sus últimos suspiros. ¿Por qué esta afirmación tan dramática y rotunda?
Es básicamente una consecuencia de lo que yace en el centro de este sistema: una competencia feroz que termina por devorarse a sí mismo. Me explico. El capitalismo se basa en una progresión de crecimiento constante producido por avances en productividad («Principia») y por facilidades de financiación de proyectos (bancos centrales). Pero esta dinámica necesita un ingrediente más. Que la población que se beneficia de estos avances siga creciendo a ritmo proporcional para absorber el incremento de productividad y así seguir generando más crecimiento. El problema es que este sistema es básicamente darwiniano y egoísta. Las clases que se van asentando en la cúspide de la pirámide, cada vez exigen más y más de las clases en la zona media y baja. Créanme, la avaricia no tiene límite. La consecuencia es que en los países más avanzados, donde la población tiene un grado mayor de racionalidad, ya casi nadie quiere tener hijos. Es una propuesta cara. No hay tiempo, los salarios llevan bajando desde finales de los años 80. Estos 325 años de capitalismo ha transformado profundamente el núcleo familiar. Después de milenios de tener sociedades matriarcales, hoy en día casi todos los miembros familiares necesitan trabajar de una manera u otra. La población disminuye. El índice de natalidad se ha desplomado en todos los países avanzados. Solo países en vías de desarrollo crecen en población. Pero son países de consumo bajo y su efecto neto es más bien deflacionista debido al abaratamiento de la mano de obra. Bajo consumo, trabajo barato. La vorágine capitalista continúa pero no por mucho tiempo. Estamos llegando al final. En unos 30, 50 años más, nuestras sociedades serán insostenibles porque sus poblaciones no crecen al ritmo necesario para absorber el exceso de producción. Lo que ha sido un círculo virtuoso, se está convirtiendo en un círculo vicioso. El éxito de esta gran era del capitalismo ha llegado a su fin.
Este proceso ya está en marcha. Como siempre, los mercados financieros se adelantan, a veces con mucha anterioridad, a lo que se vislumbra como la realidad esperada. El hecho de que en casi todos los paises avanzados se esté operando a tasas negativas, sin ninguna perspectiva de que se pueda salir de esta situación, es sin duda la evidencia más clara de que el fin está cerca. Para los que nos puedan quedar algunos años más de vida, si la salud nos respeta, van a ser años difíciles. Se aproximan grandes cambios. Sería bueno que otras civilizaciones tomarán el relevo de lo que «Principia» asentó. Pero me temo que no va a ser el caso.
Es curioso, pero solamente en la civilización europea, en términos generales se ha impuesto la razón sobre el dogma. La idea de que otras civilizaciones tomen el relevo, me da escalofríos. Por desgracia, en términos prácticos, no veo con claridad cómo defenderse de lo que se avecina.
Buen fin de semana.
Un abrazo,