Estimado amigo,
A punto de entrar en pleno periodo estival, y aunque no me creas, con la Navidad a la vuelta de la esquina, que es donde se concentra la mayoría de la solidaridad del ser humano, me he animado a escribir sobre este tema tan apasionante.
La filantropía tradicional es la forma más directa y fácil de llevar a cabo una labor social. Bajo este paraguas no existen dudas y todos los esfuerzos tienen una sola meta común. Sigue siendo un instrumento muy válido para vehiculizar nuestros esfuerzos sociales. En mi caso personal, creé la fundación migranodearena con el fin de ayudar a otras entidades sociales a captar recursos económicos, recursos de tiempo o excedentes de productos para otras ONGs. El resultado, tras casi 18 años, es altamente satisfactorio. Sin ninguna duda, mi mejor inversión.
La inversión de impacto es la otra forma de llevar a cabo una actividad social. Bajo este paraguas, nos sobrevuelan las dudas cuando hablamos de impact investment, venture philanthropy o ESG (Environmental, Social and Governance). En DiverInvest somos pioneros, y hace más de 10 años escribimos junto con el IESE un paper que te adjunto en el email y que explica los tipos de inversión de impacto. Dicho activo es cada día más popular entre los inversores. Existe mucho más control y regulación al respecto, y los productos de inversión son más transparentes. De todos modos, desde mi modesta opinión no ha tenido la evolución, ni el impacto que muchos deseábamos. El nivel de satisfacción y resultado social de la inversión de impacto en cualquiera de estos formatos está siendo bastante limitado. Además, siempre con un sabor agridulce ya que se mezclan conceptos de difícil maridaje.
En Estados Unidos, tanto Bill Gates como Warren Buffett han liderado el movimiento The Giving Pledge. En el caso de Gates, para mí lo más importante, no es solo que ha donado la mayoría de su riqueza, sino que han donado su cerebro al mundo. Mi gran amigo de infancia, Quique, ha tenido la suerte de gozar del apoyo de la Fundación Gates y en algunos momentos, sentarse a trabajar con Bill, y sus palabras de agradecimiento son enormes. Recuerdo una frase que se me quedó grabada, donde me dijo que Bill Gates sabía mucho más de malaria que algunos médicos que llevaban años investigando dicha enfermedad.
En definitiva, la mayoría de los family offices con los que trabajamos comparten la visión de abordar estos temas. La mayoría son altamente activos en estos campos y en algunos casos con éxitos muy relevantes, aunque todavía encontramos muchas oficinas familiares que no saben cómo abordar este tema. Realizar esta maravillosa labor necesita de un propósito familiar y una estrategia filantrópica. Lo primero, es dejar claro si es filantropía a través de una fundación familiar o simplemente alinearse con los objetivos de ESG. También, definir bien el presupuesto, el equipo, lo que vamos a buscar y sobre todo cómo medirlo. En muchos casos, son las nuevas generaciones quienes suelen liderar esta pata del family office a pesar de la dificultad que ello conlleva. En España hacer donaciones está mal visto y la mayoría de los donantes suelen buscar un perfil anónimo. Y, si no, que se lo pregunten al bueno de Amancio.
Nuestra recomendación es compartir con nuestros clientes que “nuestras inversiones mejoran el mundo”. Intentando aportar mi grano de arena, te das cuenta de la cantidad de problemáticas sociales que existen y la cantidad de gente maravillosa que hay luchando, día a día, por dejar un mundo mejor a las siguientes generaciones. Podemos afirmar que cualquier gesto, por pequeño que sea, tiene un impacto enorme en la humanidad. Y que el mundo, a pesar del empeño de muchos, es cada día mejor.
Aprovecho la ocasión para desearte que pases un feliz verano.
Un abrazo,
David Levy