Estimado amigo,
Las fábulas nos sirven para explicar actitudes y situaciones de la vida con facilidad. Aprovechando el periodo estival me gustaría recalcar un concepto básico. Voy a echar mano de la fábula de la tortuga y la liebre para explicar cuál debería ser nuestra actitud ante los mercados en la situación actual.
Son muchas las conclusiones que se pueden sacar de esta conocida fábula, pero a mí me gustaría destacar aquellas reflexiones que podemos aplicar a nuestro día a día como inversores: “en la vida hay que ser humilde y evitar el exceso de confianza”. “Jamás menosprecies a alguien por ser más débil, siempre hay alguien más listo que tú. El mercado nos lo demuestra casi a diario”.
De todos modos, me gustaría centrarme en dos sencillas reflexiones que emanan de la fábula para tener un mayor control y tranquilidad de nuestras inversiones:
Tanto en la vida como en la planificación financiera, debes de tener claros tus objetivos de inversión y saber que dichos objetivos se consiguen con paciencia, dedicación, constancia y trabajo bien hecho. Siempre es mejor ir lento, pero a paso firme y seguro.
Independientemente del rival y de la carrera no debemos cambiar nuestros objetivos ni estrategias. Aunque eso no quiere decir que el inversor debe saber adaptarse al mercado y a las circunstancias del momento.
Todo lo que he expuesto es obvio y fácil de llevar a cabo, pero a veces en la vida solemos obviar muchas lecciones y nos olvidamos de lo más importante: nosotros.
Tortuga, ¿te vas a poner a correr ahora como una liebre?
Un abrazo y buen verano,
David Levy