En 2024, más ciudadanos se darán cita en las urnas que en ningún otro año de la historia. Mientras los expertos de los medios y del sector financiero han debatido hasta la saciedad el “elevado” riesgo geopolítico resultante, no creemos que este sea el caso en todas partes, y ni mucho menos de manera uniforme.
Para afectar a los mercados financieros, los acontecimientos geopolíticos deben tener implicaciones significativas sobre la economía o las economías que impulsan a esos mercados; de lo contrario, la volatilidad resultante se convierte en una oportunidad para los inversores activos de comprar a mejor precio.
Los cambios de política tras las elecciones pueden tener un impacto mucho más duradero, aunque la evolución del mercado podría no estar tan clara y depender de circunstancias más allá de la política doméstica. En la India, el índice S&P BSE Sensex ha hecho gala de fortaleza en los diez años de pragmatismo corporativo del gobierno Modi, pero no tanta como en los diez años previos, cuando las políticas del país eran menos favorables para la bolsa.
Como siempre, la clave está en los detalles: algunos comicios podrían afectar a áreas concretas del mercado y ser menos significativos para otras. En EE. UU., es probable que las oportunidades más excitantes surjan en áreas sobre las que ninguno de los dos candidatos a la presidencia parecen hablar.