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La aparición del coronavirus y la crisis económica derivada hizo que ciertas empresas emergentes, entre las que destacan las conocidas como startups, pudiesen parecer particularmente vulnerables. Sin embargo, gracias a su legendaria agilidad, las startups también pueden –y algunas han podido- aprovecharse de esta situación sin precedentes.

Los casos son muy numerosos y entre ellos, alguno paradigmático, como por ejemplo el de Nannyfy, una startup que nació para dar servicios de nannying con niñeras y cuidadoras. El problema: su actividad quedaba invalidada debido a la prohibición de movilidad impuesta por el estado de alarma. Lejos de arrugarse, la empresa reorientó por completo su modelo lanzando actividades online dinámicas y lúdicas para los pequeños de la casa. De este modo, pasaron de un modelo 100% presencial a uno totalmente digital, aumentando su facturación, ayudando a los padres, y atrayendo a las empresas, que se dieron cuenta que no tenían un beneficio social en materia de conciliación.

En otros casos la adaptación ha sido imposible, y ni toda la agilidad del mundo ha podido con la fragilidad de actividades totalmente incompatibles con las servidumbres del coronavirus. Por ejemplo, en el mercado de oficinas, modelos de negocio de coworking como el de Wework han sufrido una caída en facturación cercana al 100%.

En cualquier caso, el mercado ha evolucionado muy rápidamente, y con él, han surgido nuevas necesidades emergentes, una actitud positiva en términos de negocio y empleo, y un cambio evidente de la mentalidad de los socios comerciales y de los clientes. Las barreras a la digitalización están cayendo una por una. Más allá de los productos y servicios adaptados a tiempos de crisis, es una oportunidad para aprovechar eso, para optimizar los negocios, sus métodos de trabajo y comunicación, y emprender acciones que puedan inspirar a los actores económicos establecidos.

 

¿Qué deben plantearse las startups?

Las startups deben aprovechar estos momentos de zozobra planteándose y respondiéndose cuestiones aparcadas por la normalidad empresarial del día a día:

  • ¿Cuáles son las adaptaciones digitales para mantener e incrementar el negocio?
  • ¿Cómo la evolución acelerada del mercado ha conducido a una reducción de los obstáculos para la adopción de herramientas digitales?.
  • ¿Qué ha cambiado en la organización del trabajo diario y cómo adaptarse a ello?

Y no dudar ni por un instante en la vital importancia de comunicarse, comunicarse y comunicarse para mantenerse visibles durante esos períodos de distanciamiento social y desaceleración económica que, además, pueden volver a presentarse.

Por otra parte y para las startups que se encontraban en dificultades con anterioridad a la crisis, vienen tiempos difíciles. Aquellas que estaban en la fase de recaudación de fondos vieron reducirse las inversiones en más del 30% en comparación con el mismo período del año pasado.

 

¿Cómo han adaptado su modelo de negocio al entorno actual?

Si estaban en una fase media del desarrollo del negocio, la mayoría de ellas tuvieron que detener sus actividades e imaginar nuevas formas de negocio como la adquisición de clientes a través de conferencias o exposiciones especializadas; un recurso que durante estos últimos meses ha sido puesto a prueba más que severamente. Incluso la capacitación y el entrenamiento en aceleradoras han migrado al mundo virtual. Las empresas más jóvenes carecen de liquidez, y hasta hace poco no entraban necesariamente en las candidaturas para obtener subsidios otorgados por el estado. Afortunadamente, se han implementado herramientas de apoyo financiero público y privado, principalmente en forma de préstamos bancarios flexibles y en países de nuestro entorno como Francia, Holanda o Italia, a través de fondos de capital de riesgo.

La legendaria agilidad y el firme optimismo de estas empresas emergentes les ha permitido encontrar soluciones creativas como las iniciativas empresariales nacidas durante el hackatón Versus Virus, que actualmente incuba algunas de las ideas más prometedoras.

Algunas startups han podido adaptar su producto a la crisis de salud, optimizar su oferta para integrar la dimensión digital o incluso pivotar para satisfacer una necesidad vinculada a la situación sin precedentes que estamos experimentando. Algunos ejemplos que muestran la diversidad de posibles desarrollos: aplicaciones de gestión de flujo en hospitales, pruebas moleculares relacionadas con infección viral o equipos de protección en tiempos de pandemia.

Más allá del producto, es todo el modelo de negocio el que se ha podido revisar a la luz de la desmaterialización forzada por la pandemia, incluido –como decíamos más arriba- el impacto de todo esto en los métodos de trabajo y de comunicación. El distanciamiento social ha tenido la ventaja de sumergir a las empresas, sin ningún paliativo, en el mundo virtual. Y en esta área, las startups están sin duda un paso por delante del mundo más tradicional de las pymes. Ya eran antes teletrabajadoras y son principalmente ágiles en las redes sociales y otras plataformas de intercambio y comunicación. Sin duda, un modelo a seguir. Otro efecto beneficioso de la crisis actual: los socios comerciales de repente se encuentran más disponibles y están listos para embarcarse en el camino de la imperiosa digitalización, que ya no será nunca más posible posponerlo para mañana.

 

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