La renta fija en 2020, tras la COVID-19

La crisis del coronavirus ha provocado en los mercados financieros una caída generalizada de los tipos de interés. En efecto, el apoyo masivo de los bancos centrales con programas de compra de activos, tanto deuda pública como crédito y las bajadas de tipos de interés llevadas a cabo para facilitar la financiación de la economía en un entorno de cierre de la actividad, han estado tras esta caída.

A principios del mes de marzo se iniciaba este proceso de bajada de tipos por parte de la FED. Entonces los mercados se hacían una pregunta: ¿Qué sabe la FED que el mercado no sepa? A posteriori, esta institución junto con el BCE y otros bancos centrales se embarcaban en un programa de compra de activos. Principalmente destacaba la deuda pública, pero como novedad en EE. UU., bonos emitidos por emisores privados, es decir, crédito.

De este modo, asistimos a récords nunca vistos. Los tipos de interés a 10 años en EE. UU. por debajo del 1%, el balance de la FED superando los cinco trillones de dólares, o incluso Alemania levantó sus restricciones de gasto público y se embarcó en unos programas de gasto y soporte económicos, que hace unos meses no hubiéramos podido imaginar.

En este entorno, el rendimiento de la deuda pública -incluso en EE. UU.- es muy bajo. Tanto que resulta muy complicado obtener rentabilidad positiva en las carteras invertidas en este activo. Y aunque en estos momentos los mercados no ponen precio a ese riesgo, los estados están incurriendo en un elevado endeudamiento y los déficits públicos se incrementarán de forma notable. Por un lado, por los menores ingresos y por otro, debido al esfuerzo que están realizando para compensar con gasto público el parón de la actividad económica. Un ejemplo claro fue Reino Unido y es que, en el mes de abril el estado británico se hizo cargo de prácticamente la mitad de los salarios.

 

¿Qué oportunidades identificamos desde Imantia?

En este contexto, el crédito se convierte en una buena alternativa para la inversión de carteras.  Aunque ha recuperado notablemente las caídas sufridas al inicio de la crisis, pensamos que presenta un perfil de rentabilidad/riesgo atractivo como clase de activo para invertir. Esta afirmación la basamos en varios aspectos:

  • Cuenta con un apoyo explícito en las políticas monetarias tanto de EE. UU. como de Europa, lo que le da un soporte muy importante y diferencial de otros activos.
  • El crédito, sobre todo la deuda corporativa High Yield y la de emisores de periferia europea, ha quedado por detrás de la renta variable durante la recuperación del mercado, por lo que mantiene un atractivo en relativo.
  • Uno de los factores que más pesaron en la caída del crédito, como activo de riesgo, ha sido la preocupación por el aumento de los impagos que provoca una crisis como la vivida. Sin embargo, uno de los principales riesgos de impago que corren los emisores es el de refinanciación. Este ha quedado mitigado por las políticas de apoyo de los bancos centrales, lo que confiere otro soporte o al menos baja el riesgo del crédito corporativo.

La oferta de Imantia en crédito tiene dos fondos específicos: Imantia Duración 0-2 para el corto plazo e Imantia Renta Fija Flexible y cartera Investment grade que ofrecen atractivas perspectivas de rentabilidad en sus respectivos segmentos.

 

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