El agua es un bien escaso y constituye el 75% de la superficie del planeta. El 96,5% es agua salada y procede del mar mientras que un 2,5% es agua dulce. El 2% restante se encuentra en estado sólido en glaciares y no llega al 1% la cantidad destinada para actividades propias del ser humano: agricultura, consumo, fabricación industrial…

 

Ese 1% tiene que hacer frente a mucho. Desde los años 80, el consumo del agua a nivel mundial ha aumentado un 1% cada año, algo que no parece tener fin.

 

La mayor demanda tanto en el sector doméstico como en el industrial hace que se estime que para 2050 se tengan unas necesidades del 20% al 30% por encima del nivel actual. Y no es que hoy día las necesidades básicas estén cubiertas. Tres de cada diez personas no tienen acceso a agua potable segura según la UNESCO.

 

En 2030 el mundo tendrá que hacer frente a un déficit de abastecimiento de agua dulce del 40%. Esa escasez irá incrementando a medida que el cambio climático se intensifique. Los factores de riesgo: el deshielo de los glaciares, cambios en los patrones de lluvias y la sobreutilización de las aguas subterráneas.

 

Y este no es el único problema. La población mundial crece a un ritmo vertiginoso y con ello, sus áreas urbanas. Para 2050, se espera que más de 6.000 millones de personas -más del 70% de la población- viva en ciudades. Y se requieren décadas de inversión para proporcionarles un nivel adecuado no sólo de suministro de agua, sino de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.

 

 

 

Pero… ¿cómo se tratan las aguas residuales?

 

Cada año se producen entre 7 mil y 10 mil toneladas de plástico. Sólo en la última década se produjo más plástico que en todo el siglo anterior y el 50% es de un solo uso que, con frecuencia, termina en el mar. Según los expertos, 2050 puede ser un año en el que existan más residuos de plásticos que peces en el mar.

 

Hay empresas que ya están centradas en atajar problemas como la gestión de residuos. A nivel mundial contamos con unas 300.000 empresas relacionadas con el sector del agua y un gran porcentaje de ellas se dedican a proporcionar servicios de alcantarillado y agua potable.

 

Una de ellas es HALMA. Esta compañía desarrolla tecnologías y productos que tienen como eje central la seguridad y análisis. En este sentido, desarrollan varios trabajos y tecnologías para la mejora del medio ambiente, la seguridad laboral y el ocio, garantizando en todo momento la salud pública y personal.

 

Respecto al medio ambiente, se centran en la eficiencia en el uso y la calidad del agua. Para ello han desarrollado sistemas que escanean continuamente la red de aguas en busca de fugas y aviso inmediato a los operadores. Además de la tecnología UV que emplea para la limpieza del agua, está trabajando para desarrollar sistemas que limpien el agua que arrastran los barcos y también evitar la destrucción de la vida marina.

 

Para seguridad laboral, Halma cuenta con sistemas encargados de detectar peligros, proteger activos y personas que desarrollen su trabajo en edificios públicos y comerciales en entornos de carácter industrial.

 

Halma opera en más de 20 países y es importante destacar que los resultados de su negocio son muy buenos, algo que se traslada a la cotización de su acción. En 2019 se revalorizó un +56,35%.

 

 

Nuestro fondo Imantia Futuro cuenta con un ETF (iShares Automation & Robotics) que invierte en HALMA. De esta forma, apoya una de las mayores preocupaciones mundiales por la expansión de los residuos en el mar.

 

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