Francisco Sainz – CIO de Imantia
En un año tan complicado como el que acabamos de iniciar, donde las rentabilidades de la renta fija están en mínimos, las bolsas vienen de un excelente desempeño en 2019 y los riesgos se multiplican (alerta sanitaria del coronavirus, guerra comercial, inestabilidad en Oriente Medio, posibilidad de elecciones anticipadas ….), es necesario buscar elementos diversificadores de cartera que protejan en potenciales caídas de mercado y que no sean excesivamente costosos si los activos de riesgo siguen mejorando.
Cuando las cosas se ponen feas, el activo refugio por excelencia en renta fija ha sido el bono americano (de dólar, oro o yen japones hablaremos otro día) y es que la deuda pública americana se sigue percibiendo como un activo AAA (y aquí da igual lo que digan las agencias de rating). Se considera una inversión de máxima solvencia por estar respaldado por la economía todavía más potente del mundo.
Definido ya como descorrelacionador, nos preguntamos si los bonos americanos están caros (como casi toda la renta fija) o si aún tienen recorrido. Tras un 2019 marcado por 3 bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal y continuidad en la compra de activos, y con un inicio de año donde los miedos por la alerta sanitaria han llevado al bono a 5 años a mínimos desde 2016, es necesario analizar qué nos está diciendo la cotización actual del “treasury”.
Para simplificar, podemos descomponer su rentabilidad en tipo real y en prima de inflación (el llamado “breakeven inflation”). El tipo real hace referencia a la rentabilidad exigida por los inversores derivada de la situación de ciclo, la política monetaria de la FED y el entorno de mercado, entre otros factores. La prima de inflación muestra la compensación exigida por los inversores por la inflación esperada en los próximos 5 años.
A cierre de enero de 2020, la rentabilidad nominal del 5 años americano (en rojo) es de 1,38%, con una prima de inflación (en azul) del 1,58%. El tipo real, por tanto, es cercano a -0,20%.
La reciente historia nos dice que tipos reales negativos obedecen a 2 dinámicas: 1) una Reserva Federal agresiva bajando tipos e implementando programas de compras de activos o 2) un mercado con miedo a recesión global que lleva los flujos de forma masiva hacia activos refugio.
Ambas dinámicas se aprecian en el gráfico, donde la línea roja muestra el tipo nominal y la línea azul la prima de inflación.
Por tanto, la pregunta que debemos hacernos a la hora de incluir en cartera el bono americano 5 años es si será capaz de protegernos en caídas de mercado y qué están cotizando. Los tipos reales negativos actuales, situación similar al periodo 2011-2014 o a 2016 nos lleva a pensar que los niveles alcanzados son excesivamente bajos (si no vemos ni una Reserva Federal demasiado agresiva ni una recesión global a la vista) por lo que conviene esperar a momentos de mayor “optimismo”.
Ya saben lo de que es mejor comprar el paraguas cuando hace sol, que en plena tormenta…