Estimado/a,
Las cartas mensuales suelen ser reflexiones sobre aspectos o tendencias del mercado, más bien a corto plazo y sin ánimo de profundizar en aspectos de índole más filosóficos. No obstante, de vez en cuando pensamos que es conveniente hacer un acto de reflexión que vaya más allá de los aspectos puramente mecánicos y nos incite a recapacitar con una perspectiva más a largo plazo de los acontecimientos y sus posibles consecuencias.
Este mes, David Mafoda, lanza una reflexión sobre el futuro de Europa.
Como todos saben, la Unión Europea sufrió una grave crisis a partir de 2010 donde incluso el futuro del Euro fue puesto en tela de juicio. El 26 de Julio de 2012, Mario Draghi pronuncio sus ya famosas palabras, «the ECB is ready to do whatever it takes to preserve the euro. And believe me, it will be enough». Han pasado ya casi seis años y desde luego de momento ha sido suficiente… o ¿no? Seamos honestos, lo que realmente ha salvado al euro, es decir a las economías que estaban sufriendo una profunda crisis, ha sido la política masiva de planes de ayuda (QE) puesta en práctica desde 2015 con el beneplácito alemán y que ha permitido a países (y sus empresas) con unos desequilibrios monstruosos, poder financiarse a tipos cercanos al cero.
Estoy convencido de que, en los momentos más críticos de la crisis, Alemana decidió que el riesgo a la implosión del euro era mucho mayor que las consecuencias de adoptar políticas monetarias que a medio plazo son inflacionistas, y que nadie se olvide de la República de Weimar y de los años precedentes a la segunda guerra mundial donde la hiperinflación alemana batió todos los récords posibles. Pero ya han pasado casi seis años y en términos financieros esto es un mundo. Los mercados se han recuperado, las primas de riesgo se han hundido y prácticamente nadie se acuerda de que se estuvo al borde del abismo. La pregunta es, ¿qué pasaría si la Unión Europea se viera abocada de nuevo a una crisis de similares características?
Acontecimientos recientes en el ámbito político en Italia, tercera economía del euro y España, cuarta economía, hacen que las alarmas se enciendan de nuevo. Como hemos visto, desde el shock inicial del resultado del Brexit, acontecimientos de índole geopolítico tienden a ser «suavizados» por los mercados quizás porque calibrar consecuencias políticas a medio plazo se antoja complicado, pero sobre todo porque de momento los mercados viven con una profunda anestesia inducida por las políticas monetarias de los bancos centrales. No obstante, la realidad es que los peores presagios electorales en Italia se han cumplido y que en España la insumisión independentista parece lejos de ser resuelta. Pero vayamos por partes.
Italia, tras la confusión y el caos político vivido desde las elecciones, corre el riesgo de caer en una grave crisis institucional. Los populistas han propuesto a Paolo Savona, un político eurofobo para ministro de economía confirmando así su predicamento antisistema y euroescéptico en las elecciones. Esto está produciendo la alarma en las chancillerías europeas y en los mercados mientras son feroces las críticas de destacados periódicos alemanes. La bolsa de Milán ha perdido un 7% en dos semanas mientras la prima de riesgo ha superado los 200 puntos. De seguir subiendo, las agencias crediticias bajarían el rating italiano, que ya está solo dos escalones por encima del bono basura. El Banco Central dejaría de comprar deuda italiana y a partir de aquí que cada uno saque sus conclusiones. Lo que está sucediendo en Italia es realmente preocupante.
Pero desde luego no es menos peligrosa la situación que se vive en España. Los acontecimientos vividos en los últimos días hacen que el país se enfrente a una situación de crisis extrema y abre las puertas a un gobierno de alianzas explosivas. Habrá que estar atentos, pero dudo que la situación mejore a medio plazo.
En definitiva, el sur de Europa hace aguas por todas partes y ahora sí va en serio. No es de extrañar que el euro, que se encontraba en una tendencia claramente alcista, con la zona euro en máximos de superávit comercial, haya perdido casi diez figuras en apenas un mes. Habrá que estar atento si pierde el soporte de 1.155 porque realmente significaría que los problemas se agravan.
Desde luego no es descartable que la situación a medio plazo empeore a niveles de que se produzca de nuevo una crisis de carácter existencial en la zona euro y es aquí cuando me pegunto si existirá la voluntad política o incluso las herramientas para de nuevo alargar una estructura que desde su fundación ha carecido de unos cimientos estables.
Un abrazo,
D. Mafoda