Estimado amigo,
Ayer el Euro perdió la paridad contra el dólar, 20 años más tarde.
En 1865, Francia, Bélgica, Italia y Suiza suscribieron un acuerdo por el que se comprometieron a cambiar sus divisas nacionales por una nueva divisa estándar basada en los 20 francos de Napoleón I, compuesta por oro y plata en una relación 1:15.50. Nació así la Unión Monetaria Latina (UML) que operó con relativo éxito inicial ya que a los países fundadores se añadieron muchos más, incluida España e incluso países fuera de Europa como Colombia y Venezuela. No obstante, debido la fluctuación del oro y la plata (el oro se apreció mucho más que la plata) y las turbulencias políticas de principios del siglo XX, la UML quedó finalmente disuelta en 1927.
El Euro actual es, por lo tanto, el segundo intento de crear una unión monetaria en Europa, pero a diferencia de la UML, el proyecto del Euro es sobre todo político. Sin embargo, su diseño desde el inicio es inherentemente imperfecto. Se podría decir que, por el momento, el Euro es más bien un sistema de “currency peg”, es decir un sistema de paridad fija con la divisa más fuerte en el momento de su formación, el marco alemán.
Para establecer firmemente una unión monetaria se necesita al mismo tiempo una unión fiscal, es decir que las deudas contraídas por los miembros de esa unión tengan el mismo valor y que desparezca el riesgo de “fragmentación”, la principal amenaza del Euro en estos momentos. Desde el punto de vista político, pienso firmemente que la continuidad del Euro está asegurada: creo que hay un amplio consenso de que el proceso de disolución del Euro, a estas alturas, sería algo mucho más contraproducente que continuar con el presente sistema aunque sea inestable.
Las consecuencias a nivel práctico son que el Banco Central Europeo (BCE) tendrá siempre muchas más dificultades que otros Bancos Centrales en ejecutar su política monetaria. Por un lado, tendrá que sopesar el riesgo de “fragmentación” de los países más débiles y por el otro el riesgo inflacionista que en años cómo este, donde sobre todo debido a los altos precios de la energía, el índice de inflación está disparado.
Por el momento, al contrario que la Reserva Federal, el BCE está siendo mucho más cauto en su ejecución de subida de tipos y es esto precisamente lo que está llevando el valor del Euro a la paridad con el dólar. Es previsible que esta debilidad persista, con el agravante de la amenaza de corte de suministro energético por parte de Rusia. Este hecho abre la posibilidad al peor escenario macroeconómico para una divisa: stagflación, es decir, falta de crecimiento acompañado de inflación. Se podría decir que este es el “annus horribilis” del Euro, sobre todo por la incertidumbre creada por la guerra en Ucrania.
No hay que olvidar un dato: los países que conforman el Euro, representan la zona de mayor superávit comercial del mundo, superando ampliamente a China. Los países fuertes de la zona Euro son, por excelencia, exportadores netos y además de productos de gran valor añadido. Este hecho, previsiblemente no va a cambiar en el futuro. Una divisa a largo plazo está soportada en gran parte por la salud de su balanza comercial. En este sentido, el Euro debería ser una divisa fuerte, pero en estos momentos y a corto plazo, el riesgo inflacionista creado por la guerra en Ucrania supone un gran lastre para el valor del Euro.
El BCE se encuentra ante una situación muy compleja e incluso podría darse una situación parecida a la de Turquía. Ante los elevados niveles de inflación, el BCE debe elegir entre subir tipos para mitigar dicha inflación o, por el contrario, no hacer nada y poner a la economía europea ante un riesgo de recesión alto. En breve, tendremos respuesta.
Mi recomendación es la misma que hace años. Considero que el precio justo del Euro-Dólar ronda entre el 1.15 y el 1.20. A mí me gusta comprar dólar por debajo de 1.35 y vender dólar por encima de 1.00. Actualmente, se puede afirmar que el dólar está más bien caro.
Por otro lado, no podemos olvidar que la gran mayoría de nuestros activos están en Euros (Inmobiliario, empresa…) con lo cual sólo a través de los activos líquidos nos es fácil diversificar en otras divisas.
Mi amor incondicional por el billete verde sigue intacto.
Aprovecho para desearte un buen y merecido descanso estival,
Un abrazo,
David Levy