Estimado amigo,
No me considero un cinéfilo, pero sí que guardo con cariño mi colección de películas de Woody Allen. Seguramente habréis reído con muchas de ellas y recordaréis “La maldición del escorpión de Jade” no como una de sus mejores películas, pero sí por su guion y la música hipnotizadora del mago Voltan, que no tienen desperdicio.
Hoy los bancos centrales me recuerdan al mago Voltan. Estos han conseguido hipnotizarnos a todos, especialmente a los mercados financieros. Todo parece indicar que estamos bajo un proceso de hipnosis profunda y lo que es peor, nadie quiere despertar, ni encontrar al ladrón. Parece que el modesto y eficaz investigador CW Giggs no va a entrar en acción.
Los datos macro sugieren unas pérdidas sin precedentes en la actividad económica de muchas economías del mundo. El BCE estima caída en el segundo trimestre del 25% del PIB y el Banco de Inglaterra del 35% del PIB, sin olvidar los 36 millones de nuevos parados en USA. Pero esto ahora parece no importar a los mercados. Los bancos centrales están consiguiendo que miremos hacia adelante y no hacia atrás. La recuperación en V, en U o en L parece haber pasado a la historia.
Un factor importante para tener en cuenta es que normalmente cuando se produce una corrección de más del 30% en las bolsas, sirve para reventar la burbuja. Como dice mi amigo César Molinas con un ejemplo más cotidiano, una corrección es como tirar de la cadena del water, algo muy necesario.
Pues señores, las caídas de estos últimos dos meses solo han servido, por el momento, para crear otra burbuja aún más grande. El mago Voltan se está saliendo con la suya. La euforia parece haberse adueñado de los mercados y ahora es una carrera por comprar. No te dejes llevar por la alegría del momento. Como ya dije, ni estábamos tan mal durante la crisis, ni estamos tan bien hoy.
Nuestra opinión es que el mercado nos está dando una oportunidad para rebalancear el riesgo de tu cartera, si todavía no lo has hecho, antes de que el astuto investigador Giggs resuelva este enigma financiero.
Un abrazo fuerte,
David